Microbiota intestinal y aterosclerosis
La aterosclerosis, el principal factor de riesgo de enfermedad cardiovascular, se caracteriza por placas de colesterol en las paredes arteriales formadas a través de una respuesta inflamatoria inmune compleja que involucra macrófagos secuestradores de colesterol incrustados en la pared arterial.
Las características de la aterosclerosis son:
- inflamación;
- una asociación con los principales trastornos del síndrome metabólico, diabetes tipo 2, obesidad e hipertensión, todos ellos asociados con la inflamación y afectados por la microbiota intestinal.
La microbiota intestinal y los trastornos del síndrome metabólico
La aterosclerosis se asocia con los trastornos del síndrome metabólico: diabetes tipo 2, obesidad e hipertensión. La respuesta inflamatoria a una condición disfuncional inicial es común a todos ellos. También es común a todos ellos la interacción con la microbiota intestinal, donde los signos iniciales del trastorno modifican su composición, lo que a su vez agrava el trastorno. (La relación entre la microbiota intestinal y la diabetes tipo 2 se analizó en un artículo reciente del blog).
La microbiota intestinal y la inflamación
Como es el caso de los trastornos del síndrome metabólico, el desarrollo de placas ateroscleróticas se asocia con cambios en la composición de la microbiota intestinal [2]. En sujetos ateroscleróticos, hay una abundancia relativa de bacterias asociadas con la inflamación, como Enterobacteriaceae y Streptococcus , y un agotamiento de las bacterias productoras de ácidos grasos de cadena corta (AGCC), como Roseburia intestinalis . Entre sus otras funciones biológicas, los AGCC, especialmente el butirato, ayudan a mantener el revestimiento de la pared intestinal responsable de la transferencia selectiva de sustancias del intestino al torrente sanguíneo. Además, la bacteria Akkermansia muciniphila , que está íntimamente asociada con las células epiteliales y las uniones estrechas entre ellas en el revestimiento de la pared intestinal, también se agota en la aterosclerosis.
La inflamación es fundamental en el proceso de formación de la placa aterosclerótica. El exceso crónico de colesterol desencadena una respuesta inflamatoria que inicia el proceso de formación de la placa. Sin embargo, de forma similar a lo que ocurre en la diabetes tipo 2, los cambios en la composición de la microbiota intestinal que acompañan al desarrollo de la aterosclerosis (como se describió en el párrafo anterior) aumentan el nivel de inflamación al provocar fugas en la barrera de la pared intestinal, lo que permite que los lipopolisacáridos (LPS) pasen a la sangre. Las moléculas de LPS, que se desprenden de las paredes celulares de ciertas bacterias intestinales, son potentes desencadenantes de la inflamación.
La hipótesis del TMAO
En 2011, el laboratorio de Stanley Hazen en la Clínica Cleveland desarrolló una interesante hipótesis que conecta un metabolito específico de la microbiota intestinal con la aterosclerosis [1,4]. Según esta hipótesis, la colina de los huevos y la carnitina de la carne pueden ser convertidas por algunas bacterias intestinales en el metabolito trimetilamina (TMA), que posteriormente es absorbido por el torrente sanguíneo y transportado al hígado, donde se oxida a óxido de trimetilamina (TMAO). La hipótesis vincula el TMAO con una mayor formación de placas ateroscleróticas, aunque se desconoce el mecanismo [1]. De ser correcta, proporcionaría un vínculo directo entre los huevos, la carne y la aterosclerosis, lo que conlleva la sugerencia de un tratamiento mediante restricción dietética (no es la primera vez que se aboga por restringir el consumo de huevos y carne a personas con enfermedades cardíacas). La hipótesis ha sido recibida con entusiasmo por muchos en el campo, pero hay críticos que señalan que el pescado, considerado beneficioso para la aterosclerosis, contiene altos niveles endógenos de TMAO. También existe evidencia de que la carnitina es beneficiosa para la aterosclerosis [3]. Además, la colina es un nutriente esencial que no debe restringirse excesivamente. Por lo tanto, este asunto requiere mayor investigación.
Conclusiones
La inflamación es fundamental tanto para la aterosclerosis como para los trastornos del síndrome metabólico. La microbiota intestinal no es responsable de los pasos inflamatorios iniciales. Más bien, desempeña un papel secundario, aunque no menos importante, en este proceso, transformando la inflamación aguda en crónica. Esto significa que el reajuste de la microbiota tiene el potencial de revertir estos trastornos, una vez que comprendamos mejor los procesos involucrados.

