¿Intestino estable, piel feliz?
El intestino y la piel comparten características comunes: ambos actúan como barreras contra el exterior, impidiendo que las sustancias nocivas lleguen al interior del cuerpo; y ambos están revestidos por su propia comunidad de microbios (conocida como microbiota). Estos microbios ayudan a mantener la salud de nuestro cuerpo, protegiéndonos de microbios dañinos y extrayendo nutrientes [1]. Junto con su microbiota, el funcionamiento interno del intestino puede afectar la piel. Aquí, exploramos cómo el intestino puede influir en la salud y las enfermedades de la piel.
¿Cómo el intestino “habla” con la piel?
En un estado estable, las células intestinales se unen y forman una barrera sólida contra microbios y moléculas dañinas. Al igual que la piel, el intestino también cuenta con diversas células inmunitarias listas para eliminar cualquier microbio dañino que la atraviese. Sin embargo, esta barrera debe permitir la entrada de nutrientes, por lo que la barrera intestinal se afloja o se tensa para regular el flujo de sustancias a los tejidos y vasos sanguíneos del interior del cuerpo [2]. Una vez que las sustancias entran en la sangre, pueden alcanzar y afectar zonas distantes del cuerpo, como la piel. Diversas sustancias influyen en la piel, incluyendo los productos liberados por la microbiota y las células inmunitarias e intestinales [3].
Manteniendo la piel feliz
El intestino puede contribuir a mantener la piel sana mediante diversos procesos. Por ejemplo, la microbiota intestinal puede contribuir a la cicatrización de heridas al ayudar a las células intestinales a absorber moléculas que contribuyen a la reparación de la piel o al liberar directamente estos productos [4]. La microbiota intestinal también puede restaurar la piel a un estado saludable tras una lesión, restableciendo los niveles adecuados de respuesta inmunitaria tras la exposición a los rayos UV [5]. Estudios en animales han demostrado que complementar la microbiota intestinal también puede mejorar el grosor, la flexibilidad y la hidratación de la piel [1].
Una vez que las sustancias entran en la sangre, pueden alcanzar y afectar zonas distantes del cuerpo, como la piel. Diversas sustancias influyen en la piel, incluyendo productos liberados por la microbiota y las células inmunitarias e intestinales.
¿Cómo influye el intestino en las condiciones de la piel?
La diversidad de la microflora intestinal, las proporciones relativas de las diferentes especies y/o su contacto con el sistema inmunitario pueden influir en afecciones inflamatorias de la piel, como la psoriasis y el eccema. Los cambios en la microflora intestinal pueden generar productos que activan las células inmunitarias, lo que podría causar inflamación cutánea [3]. La microflora intestinal también genera productos antiinflamatorios que fortalecen la barrera intestinal, como los ácidos grasos de cadena corta [6]. Se observó una concentración relativamente baja de ácidos grasos de cadena corta en algunos casos de eccema [7], lo que sugiere la necesidad de mayor investigación sobre el papel de la microbiota y estas sustancias en el eccema.
Las interacciones complejas entre el intestino y el cerebro pueden influir en las afecciones inflamatorias de la piel, como el acné. Bajo condiciones de estrés psicológico, como la ansiedad y la depresión, el intestino puede liberar sustancias químicas que activan las neuronas. Estas sustancias rompen la barrera intestinal y la atraviesan hasta llegar a la sangre, donde se distribuyen por todo el cuerpo y pueden causar inflamación en la piel [1], lo que pone de relieve la compleja interacción entre el intestino y otras regiones del cuerpo.
Conclusiones
El intestino puede influir en la piel de diversas maneras, desde ayudar a reparar heridas hasta estimular respuestas inflamatorias. Con sistemas complejos involucrados, aún se desconocen todos sus efectos en la piel . Sorprendentemente, un análisis más profundo de nuestro intestino podría arrojar luz sobre cómo cuidar nuestra piel.


